El precio de la estética

Estar a gusto con nosotros mismos es fundamental y, por lo tanto, no podemos jugárnosla con tratamientos que no nos ofrezcan garantías. En este sentido, no tenemos que guiarnos únicamente por los precios asequibles, sino que hemos de repasar a conciencia todos los aspectos de los tratamientos ofertados.

Debemos ser críticos con la información, es decir, saber discriminarla. A la hora de interpretar un precio, hemos de analizar si en él están incluidos los medicamentos o posibles ampliaciones del tratamiento. Una información poco detallada al respecto no genera confianza en los clientes.

Otra cuestión que debemos tener en cuenta es la relativa a la profesionalidad del equipo que nos va a atender.

Hemos de asegurarnos, por tanto, de que los honorarios que cobren los doctores que van a asistirnos están plenamente justificados. Asimismo, este nivel de exigencia hemos de requerirlo también en relación a las instalaciones y los productos. Debemos, además, desconfiar de quienes nos prometan efectos milagrosos, por lo que es conveniente acudir a las consultas informado, aunque sin caer tampoco en una búsqueda desnortada de datos por Internet.

Esta postura crítica nos servirá para comprender mejor los precios de determinados servicios. Desde una pequeña depilación láser, que no llega a los 100 euros; hasta los tratamientos más complejos que incluyen materiales de alta calidad, algunas de las cuales superan los 1.000 euros. De la misma manera, tendremos que informarnos sobre las tarifas habituales en intervenciones de cirugía estética.

En consecuencia, la belleza y la salud se hayan íntimamente vinculadas y gastar dinero en ellas supone una inversión en nuestro bienestar. Una inversión que hemos de realizar con la ayuda de toda la información disponible.